Que por estar trabajando en tu futuro, no te pierdas el presente (23/30)

Azúcar, Blacky y yo

Hola querido lector. La entrada de hoy será breve, pero no por ello tendrá un mensaje menos importante. La idea que quiero compartirte es que muy a menudo, por estar pensando en nuestro futuro, no valoramos lo que ya tenemos y a quienes nos acompañan en el presente.

Yo soy el primero en levantar la mano y reconocer que lo hago con más frecuencia de la que me gustaría. Sin embargo, también soy el primero en ponerse en la fila para seguir mejorando y trabajar todos los días en este aspecto.

Tómate un respiro y siéntete agradecido por lo que tienes

Solemos pensar que cuando X cosa suceda en nuestra vida estaremos mejor, y puede que sea cierto, mas esto no significa que no podamos disfrutar la situación en la que estamos. No soy partidario de pensar que solo apreciamos algo o a alguien cuando lo perdemos. Cada día tenemos el regalo de poder exteriorizarlo.

Si te fascina tu trabajo, da gracias por ello. Si aprecias a tu familia, díselo. Aprovecha este momento para hacer con más fuerza lo que ya haces cada día. Sé que la ambición en ciertas etapas de nuestra vida es necesaria para crecer como personas, pero es igual de importante valorar lo que ya hemos obtenido.

Un equilibrio entre el futuro y el presente sí es posible

Te cuento algo muy personal, cada día dedico tiempo a: hacer ejercicio, sentirme agradecido por un día más de vida, decirle a mi familia que la quiero, leer y aprender idiomas, entre otras cosas… Con todo, a veces me entra cierta incertidumbre. Me recrimino porque pienso que podría hacer mejor ciertas tareas. Que podría ser más efectivo y productivo.

En estas últimas dos palabras considero que se oculta la fuente de mi sufrimiento, pensar en que si no estoy produciendo, que si no estoy siendo efectivo… Estoy perdiendo mi tiempo. Y sigo trabajando en cambiar esta percepción, porque sé que no es real. ¿Que cómo lo sé? Porque miro a los demás seres sintientes e inteligentes.

Los dos animales que vez en la foto que abre esta entrada son mi gata Blacky y mi perra Azúcar y ellas, todos los días, me muestran que a veces simplemente existir, también está bien y se puede ser feliz de esa manera. No veo que ellas se preocupen por no leer 30 minutos todos los días o por dar 10.000 pasos.

El ser humano es esclavo de su propia complejidad

Para ir cerrando esta entrada, te propongo el siguiente punto de equilibrio que cité con anterioridad: trabaja en tu futuro, visualiza cómo serán los años que están por venir. Por supuesto que sí pero, y aquí viene el gran pero, disfruta el hoy, abraza más fuerte, haz que cada paso que des cuente, que cada palabra que salga de tu boca sume…

¿Por qué? Porque así si el telón se baja antes de lo esperado, podrás irte en paz y con la tranquilidad de saber que viviste cada día como si fuera viernes y que no hizo falta perder nada ni a nadie para saber cuánto valor agregaba en tu vida.

Recuerda que la vida es un camino de aprendizaje continuo, así que nunca creas que ya lo sabes todo, porque eso solo demostrará que no sabes nada. ¡Sé una mente indomable!