No te disciplines tanto porque tu disciplina te puede paralizar

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<<Nos podemos ver de 12:15 a 14:15, ¿te parece?>> <<Mañana tengo reuniones agendadas desde las 08:20 hasta las 16:20. Estoy a tope>>. <<El sábado, de 10 a 15, y el domingo, de 7 a 12, escribiré la entrada para mi blog y grabaré el podcast de esta>>. Planificación y disciplina. ¿Son estas cualidades indispensables? Yo opino que sí. Con todo, he de reconocer que un exceso de estas, como de cualquier cosa, es perjudicial. Ya que ante imprevistos es probable que sientas un elevado nivel de estrés porque la jornada no marcha como la habías planificado.

¡Hola, querido lector! En la entrada de hoy quiero invitarte a que reflexionemos sobre por qué es positivo que no te disciplines tanto dado que tu disciplina te puede paralizar… Sin embargo, he de añadir que no te estoy proponiendo que seas indisciplinado, que fluyas por tu jornada diaria de forma reactiva sin planificación alguna. No. Aquí la palabra clave es equilibrio: entre la disciplina del ego y la consciencia del Ser. Dado que todos tenemos 24 horas que son más que suficientes para tener un día productivo, satisfactorio y consciente.

La vida no viene dada, ha de ser construida

Como ya he mencionado en entradas anteriores, la vida por sí misma no tiene sentido, somos nosotros quienes, a través de nuestros actos y decisiones, le asignamos uno. Y cada uno deberá escoger qué paisaje quiere pintar en ese lienzo en blanco que es la vida. Así mismo, no me imagino dormir 8 horas al día, trabajar por cuenta ajena otras 8, destinar 3 horas a comer y disponer de solo 5 para mis aficiones y compartir con mis seres queridos… ¿Tú sí? Por ello, considero que la planificación y la disciplina sí son cualidades indispensables; aunque su estilo vaya variando según el punto en el que te encuentres de tu vida.

Porque la planificación que hará una persona de 30 años será muy distinta a la de una persona de 80. No tendría sentido que alguien de tal edad se despertara a las 3:30 AM si ya no tiene que cumplir con un horario relacionado con un empleo. Del mismo modo, no sería beneficioso que la persona más joven malgastara su tiempo libre en vez de invertirlo en construir unos años venideros más sosegados. Personalmente conozco varias personas adultas que dependen de su pensión, es decir, no cuentan con fuentes alternativas de ingresos. Y todo por vivir por encima de sus posibilidades, no planificar y no disciplinarse cuando era el momento indicado.

Equilibrio entre la disciplina del ego y la consciencia del Ser

Hay una frase que me agrada sobremanera que la leí de un libro de mi abuelo materno: “no hay nada que conquistar ni nada en lo que convertirse”. En otras palabras, todo aquello externo a nosotros debemos verlo como un divertimento, sabiendo que nuestro bienestar no depende de lo que hagamos o logremos. Con todo, no faltará quien la malinterprete y piense que esta es sinónimo de abandonarse a uno mismo, de dejar que los días pasen sin darles nosotros rumbo o planificación alguna.

Como bien sabemos, todo en exceso es malo, es decir, no podemos pasarnos todo el día simplemente existiendo, ya que las facturas y la comida que compramos no se pagan con consciencia, sino con dinero. Y para conseguir dinero debemos agregar valor al mercado laboral, ofrecer soluciones a las necesidades de los demás. Claro está que si descuidamos nuestra consciencia, si nos olvidamos del Ser, haremos cualquier cosa para obtener lucro así sea algo inmoral o poco ético. Por ello, dudo mucho que puedas obtener conocimiento y experiencia profesional sin planificación y disciplina.

La disciplina genuina es autocrítica y se adapta según sea necesario

No comparto la opinión de que ser disciplinado sea sinónimo de ser intransigente o inflexible, por el contrario, considero que quien practica la verdadera disciplina es, primero que todo, autocrítico, es decir, está en la capacidad de cambiar y corregir aquello que sea necesario. Dicho de otra manera, sabe darse cuenta cuando su planificación debe ser actualizada. En mi caso en particular, por poner un ejemplo, al principio comenzaba mi jornada a las 5:00 AM, luego a las 4:30 y hace ya unos cuantos meses a las 3:30 AM. Como digo, lo saludable está en encontrar un punto de equilibrio entre ser disciplinado y simplemente fluir con la vida.

Considero que el problema no está en la disciplina, sino en disciplinarse sin un motivo que esté en armonía con nosotros. Por ejemplo: a mí me desagradaba tener que despertarme temprano para ir a “estudiar” al colegio, pero ahora que es algo que he decidido hacer por voluntad propia, el estudiar de forma autónoma, es una actividad que realizo incluso los domingos y en vacaciones. <<¿Y cómo puedo saber qué actividades están en armonía conmigo para planificarlas y ser disciplinado?>> Puede que te preguntes. La respuesta es sencilla y obvia: experimentar, y experimentar mucho.

En resumen…

La invitación principal de esta entrada es a que sí, que planifiques y seas disciplinado pero, sin obsesionarte. Así como un barco no está siempre navegando (consciencia) pero cuando lo hace sabe de antemano su destino (planificación y disciplina). ¿Te imaginas una embarcación que dejara el puerto sin saber adónde va? Pues de esa forma nos va cuando vamos por la vida dejando que nos lleve el viento todo el tiempo. No es que debas tener un plan de vida excesivamente detallado, basta con que te atrevas a experimentar actividades nuevas y darte cuenta cuáles son las que están naturalmente en tu misma frecuencia. Créeme, sabrás reconocerlas.

Es muy cierto que el exceso de disciplina o, mejor dicho, el exceso de ser inflexible; nos va a paralizar. Pero tampoco la ausencia de esta es la solución. Normalmente quien le dice a otra persona que debería ser menos disciplinado es porque tiene poca o nula disciplina propia. Por ello, el equilibrio es la respuesta. Una vida con disciplina y planificación no excluye una vida con consciencia y con momentos de simplemente existir y estar presente. Es más, opino que son cualidades que se retroalimentan.

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