¿Por qué cuando somos pequeños no nos cansamos de caernos para aprender a caminar? ¿Y para montar en bici? ¿Quién nos enseñó que fracasar está mal? Quizá nuestros padres o el sistema educativo convencional. Tengo más dudas que certezas.
Es normal que temamos el fracaso porque no lo vemos como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento, sino como un motivo de burla y de sentirnos menos que aquel que triunfó en lo que nosotros fallamos. Pero, ¿qué es lo que diferencia a los que se rinden de los que alcanzan sus metas?
Siéntete cómodo en la incomodidad y en la incertidumbre
Si imaginas el recorrido hacia tus objetivos como una carretera, ¿cómo crees que sería? ¿Una línea recta o… una llena de curvas? Inocentemente podríamos pensar que sería un camino lleno de pétalos de rosas y que iríamos de triunfo en triunfo. Nada más alejado de la realidad.
Solo porque algo no ocurre como planeaste, no significa que sea inútil. Esto lo dijo Thomas Edison. En otras palabras, con la actitud correcta todo fracaso puede convertirse en el mejor maestro y guía que nos muestre qué debemos corregir para acercarnos más a nuestras metas. ¿Lo crees así?
Con cada entrada que escribo en este blog voy aprendiendo qué le gusta al lector y qué no. Si por cada lectura que no obtuvo el alcance que esperaba me sintiese abatido en vez de verlo como una oportunidad de mejora, seguramente no habría escrito más de 5 entradas.
Fracasa con frecuencia, sí, pero de manera calculada
La intención de esta lectura no es invitarte a que simplemente seas como un carro que va a toda velocidad y sin frenos por una carretera oscura… No, tarde o temprano terminarías estrellándote. Lo que te propongo desde aquí es que falles seguido, sí, pero ve aprendiendo de cada fracaso para que el siguiente sea más controlado.
Si tu objetivo es ahorrar determinada cantidad de dinero y sabes que cuando sales con cierta persona gastas más de lo que te gustaría pues, la primer vez puede que metas la pata. Pero para la segunda sabrás que o bien cambias de actividad o bien no sales con esa persona. Lo importante es que aprendas la lección de cada fracaso.
Sé firme en tus decisiones aunque los demás no las comprendan
Retomando el ejemplo anterior, decides ya no salir con ese grupo de personas que te hacen gastar más de la cuenta. Es probable que hagan algún comentario para desmotivarte y que recuperes el viejo hábito de salir con ellos. Es aquí cuando necesitas ser firme, armarte de disciplina y comprender que lo estás haciendo por el bien mayor.
Muchas veces preferimos abandonar lo que hemos aprendido de nuestros fracasos y dar un paso atrás por la aceptación social de los demás. Prefieres volver a comer mal y dejar de hacer ejercicio porque ninguno de tus amigos tiene ese mismo estilo de vida. Mejor te suscribes a Netflix para ver la última serie ya que nadie de tu entorno lee.
Para cerrar esta entrada y resumir su idea principal:
- Cada error es una magnífica oportunidad para aprender y crecer como personas.
- No te engañes, en la vida hay que hacer sacrificios, solo que de ti depende si estos te impulsan o te retienen.
- Si aprendiste de tus fracasos y creaste nuevos hábitos, sé firme y disciplinado con ellos aunque durante un tiempo estés solo en tu recorrido.
Vegano. Amante de los animales y los libros. Actualmente trabajo como Especialista en DevOps en alguna parte.
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