No respondas con lo primero que te pase por la mente (25/30)

Photo by Kristina Flour on Unsplash

Eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que hablas.

¿Consideras que escuchas para responder o para prestar atención a quien habla? Puede que pienses que ambas acciones son iguales, que mientras escuchas para responder estás comprendiendo a la otra persona… Pero no, y en la entrada de hoy te comentaré porqué.

En la sociedad moderna, responder con rapidez está bien visto. Es decir, se relaciona tu velocidad de respuesta con factores tan aleatorios como tu inteligencia. Si demoras más de lo tolerado pueden llegar a pensar que sufres algún tipo de retardo mental.

Prohibido el derecho a reflexionar

Detengámonos un momento, ¿es completamente necesario responder al segundo siguiente de que la otra persona termine de hacer su intervención? ¿Ni siquiera estamos en la capacidad de reflexionar profundamente un par de minutos antes de responder? Si es que fuera necesario.

Se me hace contradictorio que esperemos que el ser humano desarrolle su capacidad de reflexión cuando por todas partes está siendo bombardeando con estímulos para que tome muchas decisiones en la menor cantidad de tiempo posible. Y además, ¿cómo podría reflexionar cuando pareciera que todo es urgente e importante?

No estamos obligados a nada, más allá de alimentarnos y de respirar. No tienes que responder a todo lo que se te dice porque muchas veces no es ni necesario. Te confieso algo, me molesta sobre manera estar en una conversación y que la otra persona me diga: “ajá”, “claro”, “por supuesto”. Como si ello denotara que me está prestando atención.

Tómate tu tiempo, porque es lo que más tienes

A no ser que estés en una situación de vida o muerte, como un cirujano en un quirófano, nadie te obliga a responder rápidamente. Puedes respirar profundo y analizar si es que de verdad la situación requiere que des alguna respuesta. Quizá después del análisis, veas que no tenías que hacer nada. Solo escuchar.

Cada día nuestros bolsillos se llenan con 24 horas, ¿no tienes siquiera 15 minutos para escuchar genuinamente a otra persona? Por genuinamente me refiero a prestarle atención desde la empatía, es decir, ponerte en su situación y comprender a un nivel más profundo qué es lo que nos quiere transmitir.

Reconozco que en ciertos momentos la inmediatez es beneficiosa, pero también estoy en la capacidad de ver que en las conversaciones humanas esta quita más de lo que da. Te invito a que a partir de ahora no respondas con lo primero que se te pase por la mente, simplemente escucha, ya que muchas veces esto es todo lo que necesita quien conversa con nosotros.

¡Sé una mente indomable!