Los días grises también forman parte del paisaje (20/30)

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Hoy he tenido un día nublado, metafóricamente hablando. He tenido días mejores, aunque también peores. Por ello, quiero compartirte lo que he ido aprendiendo de este tipo de días y te adelantaré algo, lo adecuado no es esperar que siempre salga el sol, sino saber disfrutar bajo la lluvia.

En entradas anteriores te he mencionado que a veces está bien no estar bien. No hay por qué huir de nuestras emociones negativas, pero tampoco debemos hundirnos en ellas. Lo recomendable es encontrar un punto de equilibrio. Darnos cuenta que toda situación es temporal.

Siempre hay algo por lo que estar agradecido

Lo sé, lo sé. Suena a frase de motivación barata. Pero es la verdad. Basta con que mires a tu alrededor para que te des cuenta de ello. En mi caso, mientras escribo esta entrada, tengo durmiendo bajo mi escritorio a mi gata y a mi perra… es solo mirarlas y darme cuenta de lo bendecido que soy.

Puede que alguna vez te hayan dicho que si te sientes desafortunado te fijes en las desgracias que ocurren en tu entorno para así quitarle peso a lo que te perturba. Lo he probado y me ha funcionado. No solo porque he visto que mis problemas no son para tanto, sino porque también me suele motivar a ayudar a otros.

Quédate en calma en medio de la tormenta

Como te dije en párrafos anteriores, no es sano esperar que siempre brille el sol, es mejor disfrutar y estar en calma en esos días que consideremos grises. Los debemos tomar como una oportunidad para crecer, para conocernos mejor. Por ende, es indispensable no huir sino aprender a gestionarlos.

En medio de esos días metafóricamente lluviosos y nublados, lo que me ha funcionado para encontrar mi punto de equilibrio ha sido lo siguiente:

  • Hacer las actividades que planifiqué el día anterior, aunque me cuesten un poco más de esfuerzo.
  • Hacer ejercicio. Me he podido dar cuenta de que los días en que menos me muevo más propenso soy a tener emociones negativas.
  • Aceptar que estoy teniendo un día gris. Es lo que más te recomiendo. Mirarte como un espectador, desde fuera, y tratar de comprender qué fue lo que te perturbó.

No esperes hasta mañana para comenzar de nuevo

Aunque sigo trabajando en ello, soy muy de la idea de que cualquier momento, cualquier hora, puede funcionar para empezar nuevamente. Me explico, si hoy tuve un día gris y por ello no comencé mi rutina a las 08:00, no pasa nada porque la empiece a las 14:00. Si al final cumplo con mis objetivos.

Pensamos, y me pongo el primero en la lista, que si no lo hacemos de determinada forma en una hora arbitraria no cuenta. Y no hay nada más falso. Como te digo, lo importante es empezar y verás que según vas avanzando en lo que te habías propuesto, mejor te vas a sentir, eso sí, te costará más esfuerzo pero, ¿qué sería la vida sin retos por superar?

Así que ya sabes, cuando te halles en medio de un día nublado y lluvioso, no corras, no huyas, aprende a gestionarlo. Y, sobre todo, disfruta del paisaje. ¡Sé una mente indomable!