Por qué es más importante el recorrido que la meta (18/30)

Photo by Vlad Bagacian on Unsplash

Alguna vez te ha pasado que después de conseguir lo que tanto querías, ¿la emoción no fue para tanto? Por ejemplo, terminas ese libro que iba a revolucionar tu vida y… buscas otro que leer. Culminas aquel curso que tanto esfuerzo te costó y… comienzas uno nuevo en un par de semanas.

El animal humano es un ser que tiende a idealizar sus metas/objetivos. En otras palabras, se las imagina más perfectas de lo que en realidad son y, por lo tanto, les asigna un poder que no les pertenece. Hoy quiero invitarte a que cambies el enfoque que has tenido hasta ahora.

Tendré la vida que sueño cuando…

Seré feliz cuando consiga pareja. Cuando viva en Nueva York tendré una vida más plena. Estaría mejor en una casa con jardín. ¿Ves lo que se repite en las frases anteriores? Estamos dejando que un factor externo nos condicione: una pareja, una ciudad, etc. Cuando realmente somos nosotros los que tenemos el poder de decidir qué es lo que nos hace sentir plenos o felices.

Por ello es necesario darnos cuenta que la magia de alcanzar nuestras metas está en el recorrido, en quienes nos hemos tenido que convertir para llegar hasta el final. Un ejemplo concreto, imagina que quieres tener una buena condición física. Deberás hacer ejercicio regularmente, comer sano, descansar, etc.

¿Qué sumará más en tu vida? ¿El hecho de haber alcanzado una buena forma física? O, ¿el haber tenido que romper viejas costumbres y construir nuevos hábitos? Seguramente lo segundo porque es algo que podrás repetir en cualquier otra meta que te propongas.

Actúa en pequeño pero sueña en grande

Que nos centremos en el recorrido no significa que no podamos tener grandes aspiraciones o metas. Sin embargo, hay que disfrutar de cada paso que das. Continuando con el ejemplo anterior: sentir cada flexión que haces, saborear los bocados de esa ensalada, estar presente en cada caminata y así por delante.

Esto te permitirá que, una vez alcanzada la meta, llegues sintiéndote realizado. Siendo consciente de todas las mejoras que tuviste que hacer para poder lograrlo. Y si cuando estás en la cima vislumbras una montaña todavía más alta, lo harás desde la abundancia y no desde el vacío de la necesidad.

Resumiendo: sueña en grande pero disfruta de cada detalle, así si cuando llegas a la meta no era cómo esperabas, nadie podrá quitarte lo vivido ni la mejor versión de ti mismo en la que te convertiste.

¡Sé una mente indomable!