Porqué quejarte no sirve de un carajo

Photo by Dollar Gill on Unsplash

¿Conoces a alguien que haya logrado cambiar algo quejándose? Que por decir que su trabajo no le gustaba, ¿encontró uno mejor? Que por maldecir su obesidad, ¿se pusiera en forma? Si sabemos perfectamente que quejarse no sirve de un carajo, ¿por qué lo seguimos haciendo? Simple, porque es mucho más fácil que ocuparnos del asunto que nos aqueja. Hoy quiero proponerte algo indecente: no te quejes, ¡nunca!

Si no es de la política nos quejamos del dinero. Sino es de este lo hacemos del trabajo. Quejarse está socialmente aceptado, es más, quien no lo hace puede llegar a ser visto como un bicho raro, un asocial. Pero, en una sociedad donde la gran mayoría se queja, si esto fuera algo útil, todo debería ser como nos gustaría, ¿cierto? Pues, según mi percepción de bicho raro, es totalmente lo contrario.

Las cosas son como son, no como nos gustarían

Imagina que eres alguien que se queja porque el Sol sale por la mañana y se pone por la tarde. Tú, como buen ser humano “normal”, quieres que el Sol cambie su comportamiento, porque es lo más “fácil” y a ti no te supone ningún esfuerzo. Sin embargo, ¿crees que esto pasará algún día? Probablemente no. Entonces, ¿qué puedes hacer para liberarte de aquello que te aqueja? Sencillo, cambiar tu percepción.

Ante un mismo suceso, en este caso los horarios en los que trabaja el Sol, tienes dos opciones:

  • Te resignas y aceptas las cosas como son
  • Te ocupas y buscas una manera de cambiar lo que te aqueja

Quiero aclarar que por ocuparse y cambiar lo que te aqueja no me refiero a querer cambiar el Sol. Sino que busques, dentro de lo posible, cómo poder conseguir aquello que te brindaría paz interior. En este caso podrías adaptar tu hogar para que cuando el Sol saliese el techo se volviera completamente opaco y, cuando el Sol se ocultara, se encendieran todas las luces de tu hogar. No sé, se me ocurre. Pero estoy seguro que captas la idea.

Ocuparse y no quejarse, sí que es la solución

Recuperemos el ejemplo de la persona que no está a gusto con su físico, ¿crees que quejándose los kilos de grasa que le sobran se irán como por arte de magia? Si en este ejemplo puedes ver fácilmente que quejarse no sirve de un carajo, ¿por qué lo sigues haciendo? ¿Por qué repites frases como: la culpa es del gobierno, es que no hay trabajo, no tengo dinero por culpa de los ricos? Como te dije, quejarse es más fácil que ocuparse.

¿Piensas que no hay trabajo? Te has parado a pensar que, aquella labor que hacías, ¿ya no es necesaria y que por eso no encuentras ese trabajo en específico? Que si no tienes dinero, ¿es porque no supiste administrarlo o porque agregas poco valor a la sociedad? Comprendo que es difícil aceptar que la responsabilidad de nuestros éxitos y fracasos es 100% nuestra, sin embargo, también es muy liberador.

Si el oficio que hacías se extinguió, ocúpate y analiza qué es lo que necesita el mercado laboral. Estás en la era de la información, donde con internet puedes aprender lo que sea desde tu hogar. En vez de estar viendo de nuevo Betty la Fea en Netflix, ¿por qué no tomas un curso en línea o lees algún libro que te permita actualizarte? Nuevamente, echar balones afuera y fingir que otro tiene que hacerse cargo, cuesta menos esfuerzo.

No te hundas en las arenas movedizas de la queja

Admito que a pesar de estarte invitando a no quejarte, de vez en cuando, me quejo. Pero, ¿sabes qué es lo diferente ahora? Que si lo hago dura menos de 3 minutos y en seguida me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Entonces, me pregunto qué es lo que puedo hacer para ocuparme y cambiar aquello que me aqueja. Te doy un ejemplo reciente, un aumento salarial que fue menos de lo que esperaba.

Sí, me sentí frustrado, me quejé para mis adentros, sin embargo, respiré profundamente y decidí cambiar de actitud. Tomé la decisión de salir cuanto antes de las arenas movedizas de la queja antes de que fuera demasiado tarde. El hecho era ese, la cantidad que me dijeron sería mi aumento, ¿entonces? Recordé que existen otras formas de generar ingresos más allá de un salario.

Bueno querido lector, no te retengo más tiempo. Si tuviese que resumir esta entrada en un párrafo: no te quejes, ¡nunca! O te resignas y aceptas las cosas como son o te ocupas y haces algo al respecto. Y, si en algún momento, con las emociones a flor de piel, te quejas, abandona lo más pronto que puedas esa actitud y define qué puedes hacer para tomar cartas en el asunto y cambiar aquello que te aqueja.

¡Sé una mente indomable!