Trabaja como si fueras a morir hoy. Planifica como si fueras a vivir para siempre

Photo by Daniel Chekalov on Unsplash

¿Sabrías decirme, de forma clara y concisa, cuáles son tus objetivos en la vida? ¿Consideras que las actividades que haces a diario, te acercan o te alejan de lo que te has propuesto conseguir? Me agrada ver a la vida como una casa cuya construcción depende completamente de nosotros. Imagina que todos los días pospones la tarea de colocar los ladrillos, ¿qué crees que sucederá al cabo de 10 años? ¿Y de 20 o 30? Exacto. Nunca terminará de construirse. Lo mismo pasa con nosotros si no pasamos del dicho al hecho. Si jamás ponemos en marcha nuestro plan de acción en lo que a nuestras metas se refiere.

Hoy quiero proponerte un cambio de enfoque. Para el cual primero debes haber definido, sin ambigüedades, tus propósitos de vida. En otras palabras, aquello en lo que seguirías trabajando así no obtuvieras un beneficio económico, estando de vacaciones y domingos incluidos. Si ya los tienes, excelente. Si no, tómate tu tiempo y luego continúa con la lectura de la entrada.

Todas tus decisiones cuentan, TODAS. O te construyen o te destruyen

Te acercan a tus metas o bien te alejan de estas. Por ello, siempre ten presente que eres el único responsable de los resultados que obtienes. Nadie más. ¿Qué sentido tendría tomar decisiones que fueran en contra de lo que quieres conseguir? ¿Qué sentido tendría repetir, día tras día, actividades que fuesen dañinas, tanto a nivel físico como mental, para ti? Aunque la respuesta lógica es ninguno, generalmente, es lo que hacemos. Ya sea consciente o inconscientemente. Opino que esto suele darse por nuestra mentalidad a corto plazo o el hecho de que preferimos la gratificación inmediata por encima de la recompensa, fruto del esfuerzo y el sacrificio, en el largo plazo.

Comprendo muy bien que proyectarse 5 o 10 años hacia adelante y restringirse hoy de ciertos “placeres” para poder cumplir con la visión que tenemos… puede ser desalentador e, incluso, hacerte pensar que estás “dejando de vivir”. La frase “disfruta el momento”, bajo mi punto de vista, es una de las peor entendidas de todas las frases hechas que se suelen decir. Dado que nos hace pensar que disfrutar es sinónimo de momentos de euforia, de enajenación. Cuando, perfectamente, podemos disfrutar de la vida contemplando y valorando todas las actividades que hemos realizado durante el día para acercarnos más a nuestra mejor versión y a cumplir nuestras metas.

Cuanto más clara sea tu visión y más acción tomes, más disfrutarás del momento y de la vida

Asumiendo que ya tienes definidos tus propósitos, te pregunto lo siguiente: ¿qué vida preferirías vivir?

  • Una en la cual trabajas todos los días hasta terminar agotado, pero satisfecho, por haber rendido al máximo para cumplir con lo que te has propuesto.
  • O una en la que solo dejas el tiempo pasar, es decir, sabes qué te gustaría conseguir, es más, lo tienes hasta por escrito. Con todo, nunca das el primer paso.

Pocas personas elegirían la segunda opción. Sin embargo, como es habitual en la sociedad moderna, no nos paramos un momento para analizar nuestra rutina a consciencia. Simplemente nos dejamos llevar por la corriente hasta que un día, nos damos cuenta de que nuestro más valioso recurso, el tiempo, se nos ha escurrido entre los dedos. Y, sorprendidos, vemos cómo poco podemos hacer para construir la vida que realmente queríamos vivir. Y ojo, aquí no hay un solo molde en el que quepamos todos, donde el éxito se mide con la misma vara. Para nada, tú debes ser quien defina qué es lo que te inspira a tomar acción y trabajar en ello hasta caer rendido en tu cama.

Trabaja como si fueras a morir mañana. Planifica como si fueras a vivir para siempre.

Quiero hacer especial énfasis en que viviendo de esta manera, también vas a “disfrutar” del momento. Me atrevería a garantizarte que así llevarás una vida más plena y llena de satisfacción. Como te comenté en un párrafo anterior, no te estoy invitando a trabajar duro por trabajar duro, no, para nada. Te invito a que trabajes duro hasta caer rendido en aquello que te inspira, que te motiva. Lo que haga que te despiertes temprano cada mañana con ganas de comerte el mundo incluso un domingo. A eso me refiero con trabaja como si fueras a morir mañana. Pero, como también mencioné, debes planificar antes de ponerte en marcha.

Y es aquí donde debes planificar como si fueras a vivir para siempre. Visualízate 10, 20, 30 o más años en el futuro e imagina dónde y cómo te gustaría estar. Qué personas te gustaría que te rodearan, qué condición física y económica te agradaría tener. En qué proyectos sociales te agradaría estar involucrado, etc. Solo entonces, debes empezar a trabajar en ello como si no hubiera un mañana, para que así, cuando esto finalmente sea verdad y te transformes en otro tipo de energía, puedas hacerlo en paz sabiendo que hiciste y diste cuanto te fue posible para cumplir con tu propósito aquí en la tierra.

En resumen…

  • Todas tus acciones cuentan, TODAS. O te construyen o te destruyen. O te acercan a tus metas o te alejan.
  • El ser humano no vive de buenas intenciones. Vive de buenas intenciones materializadas a través de la acción constante.
  • Trabaja cada día como si no hubiera un mañana en aquello que te inspira, en lo que sabes que agregará valor en la sociedad.
  • Visualízate en el futuro e imagina en qué condición te gustaría estar y, una vez lo sepas, planifica y actúa diariamente en consecuencia.

¡Sé una mente indomable!

Posdata: recuerda que puedes unirte a mi canal de Telegram, donde podrás chatear con mentes indomables como tú.