No esperes a echar de menos aquello que antes echabas de más

Photo by Yerlin Matu on Unsplash

No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos.

¿Lo has escuchado o te lo han dicho alguna vez? Seguro que sí. Debo reconocer que no estoy 100% de acuerdo con ese dicho. Porque considero que sí que sabemos lo que tenemos sin necesidad de perderlo. Eso sí, cuando lo perdemos, solemos tener la sensación de que no lo hemos valorado lo suficiente, que es diferente. Hoy quiero invitarte a que estés agradecido incluso con aquellos pequeños detalles que te perturban.

Permíteme darte un poco de contexto, tengo dos hijas no-humanas, una gata llamada Blacky y una perra llamada Azúcar, y una de ellas se ha perdido. Por la imagen que abre esta entrada, podrás saber cuál de las dos. Blacky, es mi compañera autoinvitada de lectura por las mañanas. Ella es muy feliz recostándose y estirándose encima de mi escritorio. Reconozco que me gusta acariciarla, pero no tanto mientras leo.

La realidad es neutra, somos nosotros quienes le damos significado

Podría perfectamente pensar que ella busca interrumpirme, admito que preferiría leer en completa soledad, sin embargo, esta es mi realidad actual. Totalmente neutra. Por ello, aunque a veces hago más pausas de las que me gustaría, estoy muy agradecido por contar con su compañía mientras leo y, estos días que no ha estado, he echado de menos cosas que antes echaba de más. Extraño que mordisquee mi marcador de páginas.

Ojo, quiero dejar algo muy en claro, no aprecio su compañía solo porque no está ahora, ya lo hacía anteriormente. Como te dije unas líneas más arriba, cuando perdemos algo o a alguien que queremos, solemos tener la sensación de que no lo hemos valorado lo suficiente, aunque en realidad sí lo hayamos hecho. Por ello, te invito nuevamente a que estés agradecido por todo, incluidas aquellas pequeñas cosas que te disgustan.

Todo en esta vida sucede por algo, lo bueno y lo malo

Sé que existe la posibilidad de que regrese a casa, como también sé que es posible que no. Ante ambas situaciones, aunque en una me costará más que en otra, me sentiré agradecido. Si vuelve, le daré el abrazo más grande que le haya dado, y si no, recordaré con mucha dicha todo lo que me ha enseñado. No niego que todo esto me pone triste, ¿de qué me serviría hacerlo? Sin embargo, pienso que todo pasa por una razón.

En esta vida, de todas las cosas que nos suceden, se puede aprender algo y sí, no siempre ese aprendizaje llega de la forma en que nos gustaría. Si se me permitiese pedir algo al/a universo/Dios sería que dondequiera que esté mi Blacky Trucky, esté bien y, sobre todo, feliz. Que no tenga la menor duda de que aquí en casa la extrañamos mucho y que su hermana Azúcar la está esperando para dormir juntas y después jugar a perseguirla.

Cualquier ayuda será bienvenida

Gracias querido lector por llegar hasta aquí. De ninguna manera quiero que sientas pena, al contrario, si puedes enviarme mucha energía positiva y tener fe de que mi gata regresará, te estaré enormemente agradecido. Si puedes compartir el folleto que encontrarás más abajo, nos será de gran ayuda. Espero, de todo corazón, más adelante escribir otra entrada contándote que Blacky ya regresó.

Nota: Blacky se perdió en el sur de la ciudad de Guayaquil, Ecuador.

Hoy más que nunca, ¡sé una mente indomable!