El poder de no tomarte tan en serio a ti mismo

Photo by Kate Joie on Unsplash

¿Por qué obsesionarse con ser recordado? ¿Por qué basar nuestra identidad en el trabajo o la formación académica? ¿Somos menos por no contar con un posgrado? ¿Se es mejor persona por ser gerente de una empresa? ¿Por qué apegarse a una nacionalidad que nos tocó al azar? ¿Por qué defender a capa y espada un nombre que nosotros no escogimos? ¡Buf, tantas preguntas y tan pocas respuestas! Y, para rematar, te pregunto algo: ¿si perdieras todo lo externo que posees (tu casa, tu trabajo, tus reconocimientos académicos), consideras que seguirías siendo tú?

¡Hola, querido lector! En la entrada de hoy quiero invitarte a que reflexiones conmigo sobre por qué, generalmente, nos solemos tomar a nosotros mismos tan en serio y por qué esto, en el largo plazo, no es lo más saludable. Antes de continuar deseo definir con mayor precisión lo que quiero decir con “tomarnos a nosotros mismos tan en serio”: esto se da cuando nos identificamos en exceso con aquello que nos es externo y no es intrínseco de nosotros. Ejemplos: nuestro nombre, nuestra nacionalidad, nuestro nivel de estudios, nuestra profesión, etc. En otras palabras, cuando, por ejemplo, pensamos que somos nuestro trabajo.

Si tuviera menos pudor me haría actor de cine para adultos

Actualmente trabajo, bajo relación de dependencia, como especialista en DevOps. Con todo, a veces me pregunto qué pasaría por mi mente si dejara este empleo o fuese despedido. ¿Qué tanto me identifico con él? ¿Le doy sentido a mi vida mediante este? He llegado a la conclusión de que me agrada, sí, pero perfectamente podría dedicarme a otra labor que llame mi atención; la edición de audio, por ejemplo. Es decir, no considero que mi profesión me defina, quizá llegará un día en que me dedique al sector inmobiliario y viva de mis ingresos pasivos.

Opino que muchas personas se identifican en exceso con su trabajo, en otras palabras, si estudiaron para ejercer como contadores o economistas lo tienen que hacer durante TODA su vida laboral. Mentalidad poco útil para cuando se sufre un revés como un despedido, ya que nos limita y nos hace más difícil el reinventarnos. Como digo, en mi caso particular, reconozco que hay otros trabajos que llaman mi atención, incluso ser actor de cine para adultos. Aunque, al menos por ahora, prefiero seguir resguardando mis momentos de intimidad.

No soy Juan Pérez, soy el muy ilustre doctor Juan Pérez…

Como cuando eres una persona que deja mucho que desear pero lo que importa es que tienes un doctorado… No recuerdo exactamente en qué asignatura fue, pero sí recuerdo que fue en mi primer semestre de universidad. El docente nos preguntó que por qué habíamos decidido estudiar una carrera a lo que un compañero respondió: “para ser alguien en la vida”. El profesor le dijo que ya era alguien en la vida desde el momento en que nació. Con todo, el comentario hecho por el estudiante deja entrever lo que, directa o indirectamente, han conseguido las instituciones académicas: hacernos creer que primero nos titulamos y luego existimos.

Y no, aquí mi enfoque no es sobre si es necesario o no ir a la universidad, sino sobre el que hayamos dejado que entidades externas nos creen necesidades internas casi infinitas. <<Seré más feliz cuando me compre la casa de mis sueños. Tendré mayor confort cuando cambie de modelo de carro. Si vivo en el norte de la ciudad seré más aceptado y venerado. Para vivir la vida debo irme de vacaciones a Las Vegas cada 2 años…>> Pero, ¿adónde quieres llegar, Rodrigo? Es sencillo, a que basemos nuestra identidad en lo que nos es intrínseco y no en aquello que nos es externo. Como, por ejemplo, en nuestro nivel de consciencia y no en nuestro nivel de estudios.

La palabra más imprecisa de todas: yo

Considero que es más saludable reconocer que tenemos preferencias y que algunas de estas cambian más que otras a lo largo de nuestras vidas; que pensar que estamos condenados a ser de una determinada manera durante toda nuestra existencia. Es decir, hoy en día me desenvuelvo profesionalmente en el campo de la informática pero, ¿quién me garantiza que esto será así dentro de 15 o 20 años? Además, ¿por qué tendría que ser de esta manera? Podría haberle dado un giro de 180° a mi vida y haberme metido de lleno en el mundo de la creación de contenido multimedia.

Reconozco que me rechinan los dientes cuando me dicen frases como: “tú siempre eres de X manera”, “tú nunca haces Y cosa”. Siento que me sentencian a muerte, o peor aún, me hacen sentir como si ya hubiera muerto y por mí no fluyera el río de la vida. Y creo que esta es la mejor analogía para dejar de tomarnos tan en serio o, en otras palabras, identificarnos sobremanera con el ego, con ese yo que necesita de la aprobación externa para reafirmarse. Mirarnos a nosotros mismos como si fuéramos un río, ¿qué sucede cuando el agua se estanca? Pues así mismo nos pasa cuando nos vemos como un producto finalizado y dejamos de vernos como un proceso en constante cambio.

En resumen…

Es satisfactorio lograr cosas en la vida. Es dignificante trabajar en algo que nos agrada. Eso sí, no debemos crear una relación de dependencia entre nuestra existencia y algún factor externo en particular. Estudié para ser panadero pero, se me presentó una oportunidad para desarrollarme como actor de doblaje de películas animadas y la aproveché. Durante gran parte de mi vida laboral ejercí como psicólogo y ya me jubilé, ahora me dedico a la jardinería y a cuidar mi propia huerta. Como ves, lo más saludable es aprender a fluir con la vida, a bailar con esta. Igual que cuando llueve no hacemos hasta lo imposible para que deje de llover, simplemente nos adaptamos a este nuevo contexto.

La única constante en la vida del ser humano es el cambio y cuanto antes lo aceptemos, más consciente y satisfactoria será nuestra existencia. Nuestra forma de ser no está escrita en piedra, puede que trabajaras durante 25 años como director de recursos humanos y ahora hayas decidido que quieres aprender a programar en Golang. Es tu vida, son tus decisiones. Querer limitarte, o tomarte tan en serio a ti mismo, es como querer ponerle puertas al campo, algo sin pies ni cabeza. Y esto es aplicable a buena parte de los aspectos que componen nuestro ser. Recuerda: nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto para ser quien quieres ser.

¡Sé una mente indomable!

Posdata: recuerda que puedes unirte a mi canal de Telegram, donde podrás chatear con mentes indomables como tú.

Posdata 2: si te agrada mi contenido y quieres ayudarme a mantener mi sitio web libre de publicidad, puedes invitarme a un café.