Muchas gracias por todo pero… ya no te necesito

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¿Alguna vez te has sentido esclavo de tus posesiones o de tu entorno? Que cuanto más necesitas y tienes, ¿menos libre eres? Yo sí y trabajo diariamente para cambiar mi mentalidad de escasez y así transformar mi enfoque, recuperando el poder y la abundancia que habitan en mí. Cada vez estoy más consciente de que el bienestar no depende de lo de fuera, sino de cómo nos relacionamos desde dentro con lo de fuera.

La felicidad no nos la da algo, ni alguien. Somos nosotros mismos, en conjunto con nuestro diálogo interno, los que cocreamos nuestra realidad. Porque sí querido lector, hay varias realidades, y cada persona tiene la suya. Pongamos un ejemplo, ante un día soleado, estará quien lo aprecie y quien lo deteste. El hecho sigue siendo el mismo, un día soleado, sin embargo, la forma de percibirlo cambia.

No conviertas tus deseos en necesidades. Y no conviertas tus necesidades en sufrimiento

¿Te has puesto a pensar que en realidad necesitamos muy pero que muy poco para vivir? Descansar, alimentarnos correctamente y ejercitarnos de vez en cuando. El resto es añadidura. Entonces, ¿por qué sufrimos tanto? Porque somos incapaces de prescindir de aquello que tenemos y de quienes nos rodean. Y como bien sabes, solo podemos disfrutar de lo que podemos prescindir. Puede que suene cruel, pero es la verdad.

¿Podrías vivir sin pareja? Claro que sí. ¿Alejado de tu familia? Por supuesto que sí. ¿Sin salir con tus amigos? Nuevamente, sí. Lo que no podrías dejar de hacer, por citar los más importantes: dejar de comer, de respirar y de dormir. ¿Sorprendente? Para nada. Lo sabemos de sobra, solo que no nos gusta aceptarlo. Preferimos vivir con la idea de que para vivir plena y felizmente necesitamos algo o a alguien en cantidades apabullantes.

Mi propuesta no es que te conviertas en un vegetal y dejes de tener deseos y aspiraciones, no, a lo que te invito es a que las tengas pero que no dependas de ellas y, mucho menos, que sufras por ellas. En otras palabras, si llega a tu vida, disfrútalo, si se va, agradece por lo vivido y continúa hacia adelante. Al principio dolerá, seguro que sí, pero, ¿cuánto no has pasado ya que en un principio pensaste que sería insuperable?

Llegó el momento de dejar de vivir desde la necesidad y comenzar a vivir desde el agradecimiento

Tengo cosas y comparto con personas que agregan mucho valor en mi vida. Sin embargo, hasta ahora había vivido desde la necesidad de tenerlas. Es decir, ni siquiera me planteaba la idea de perderlas o prescindir de ellas. Pero, como te dije al inicio de esta entrada, quiero vivir ligero de equipaje. Agradecido sí, pero sin depender de nada ni de nadie, porque eso me convertiría en un esclavo.

Agradezco enormemente al universo/Dios/destino por mis hijas no-humanas, por los padres que tengo, por el regalo que tengo diariamente para poner mi talento al servicio de los demás, por tener todos mis sentidos completos, entre otros… pero no los necesito, ahora ya no. Y así es mejor, porque mientras formemos parte de la vida del otro lo haremos desde la abundancia, y cuando nos separemos, lo haremos desde el agradecimiento.

Vamos, te reto a que tú también hagas un listado de todo aquello que consideras imprescindible en tu vida. Y que cada cierto tiempo releas la lista para ver cómo y cuánto ha cambiado tu forma de relacionarte con lo externo. Si sigues “necesitando” mucho, deberás seguir trabajando y mejorando en el arte del desapego. Porque vivir desde la dependencia, es vivir desde la escasez.

Que no te necesite no significa que no te aprecie, al contrario, te aprecio y mucho

Cuando vas dependiendo de menos cosas y personas vas construyendo experiencias y relaciones de una calidad superior. Aquí aplica lo de menos es más. Menos sí, pero mejor y desde un lugar diferente, ya no desde la escasez y el miedo a la pérdida. Sino desde la abundancia y el agradecimiento porque entró en nuestra vida. ¿Cuánto se quedará en ella? Eso no podemos saberlo.

Hoy tengo esta idea revolucionaria para entregarte: se necesita poco para estar bien. Y se necesita todavía menos para vivir plena y abundantemente. Se necesita tan poco como que decidas hacerlo, que te hagas responsable del cómo te relacionas con lo de fuera desde dentro. Porque, si tenemos el poder de crear nuestra realidad, ¿por qué no crear una que nos sea favorable? Una donde vivamos ligeros de equipaje pero agradecidos con lo que tenemos.

¡Sé una mente indomable!