Quizá la clave para ser realmente libre sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites.
El Chojin
A decir verdad, estas últimas semanas han sido bastante turbulentas. Primero Blacky, mi gata, dejó de comer durante varios días, tuvimos que llevarla al veterinario y nos dijeron que era muy probable que hubiese contraído la enfermedad producida por las garrapatas. Luego Azúcar, mi perra, comenzó a hacer pis con sangre. Así mismo, hubo que llevarla al médico y nos indicó que tenía una leve infección en sus vías urinarias. Actualmente ambas están bien. Y hoy, por si lo anterior fuera poco, me comunicaron que una de mis ahijadas de El perro feliz falleció…
Pero tranquilo, querido lector (o lectora), que hoy no vengo a regocijarme en mi tristeza. Quiero aprovechar el dolor interno que siento para decir, con conocimiento de causa, que la vida no siempre es bella ni de color de rosa y que, aunque nos cueste reconocerlo, no todo son momentos felices y positivos. Y esto no es algo necesariamente malo, ni bueno, simplemente es. Me repatea cuando me dicen que debo buscar el lado positivo a todo lo que me sucede en la vida, ¿en serio? ¿Qué de positivo hay en que mi gata y mi perra se enfermaran y que una de mis ahijadas falleciera?
Ya no busco lo positivo en aquello que me sucede… mejor comprendo qué tiene para enseñarme
Hace no mucho tiempo escribí una entrada en la cual contaba lo que había aprendido de una parálisis facial y un pitido constante en el oído. Imagínate en esa tesitura, no puedes mover la mitad de la cara y escuchas un zumbido permanente, y viene alguien a decirte que debes ver lo positivo en lo que te está pasando. Con sinceridad, ¿qué le responderías? Muy probablemente lo enviarías a un lugar bastante lejano y para nada agradable. Pues así me siento yo ante esta corriente de positivismo tóxico. ¿Por qué nos negamos a experimentar la tristeza y el dolor? ¿Por qué hacemos todo lo posible para ocultar el lado desplaciente (desagradable) de la vida?
Si las emociones negativas no fueran necesarias para nuestro desarrollo como seres humanos, no estaríamos naturalmente preparados para experimentarlas. No hablo de estar todo el día triste, al igual que no estamos todo el día felices. Si prestamos atención, la mayor parte de nuestro tiempo nos encontramos en un estado neutro, en una suerte de equilibrio. ¿Entonces? ¿Por qué solo mostramos al resto del mundo nuestros momentos placenteros? ¿Por qué no, como personas adultas, reconocemos que también pasamos por situaciones penosas?
Quizá la clave para ser realmente libre sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites
Lo que me parece nocivo de este “movimiento” positivista en extremo, es el hecho de que promueve la idea de que toda experiencia en nuestra vida debe ser placentera, que todo tiene que ser de color de rosa. Que se debe buscar un estado permanente de felicidad cuando, como he dicho en más de una ocasión, esa búsqueda interminable es lo que nos mantiene infelices. Ya que intentamos retener un estado que es pasajero, temporal. Además, ¿nos hemos planteado qué puede pasar cuando una persona que comparte íntegramente esta mentalidad se encuentre ante una situación adversa? El resultado podría ser desastroso.
Opino que el ser más transparentes con nuestras emociones y situaciones negativas, como lo fui al inicio de la entrada, no solo nos permite crecer como individuos, sino que puede servir de guía para que otras personas, de hallarse en un contexto parecido, dispongan de más herramientas para gestionar y superar aquello que las aflige. Esto podría dar lugar a una sociedad mucho más sana, donde no intentamos vender la imagen de una vida perfecta. Por otro lado, cuando vemos a alguien feliz nos preguntamos qué ha hecho para llegar a ese estado, entonces, ¿por qué no aplicar una lógica parecida, pero inversa, para saber cómo salió de una situación contraria?
Yo sé que siempre hay salida pero, saber que todo irá mejor no quita que me sienta hecho una porquería
Cuando me enteré de que Martina (mi ahijada) ya no estaba entre nosotros, fue un momento muy doloroso. Y si soy completamente honesto, sentí que me resquebrajaba por dentro. Pero, no intenté huir de lo que estaba sintiendo, ni refugiarme en el alcohol, el sexo o la comida, como se podría esperar. Sabía que era necesario y natural. Con todo, comprendí que esto era lo mejor para ella, dado que el dolor físico se había vuelto insoportable. Así que, ¿qué mejor manera de recordarla que con la siguiente imagen?
Finalizo esta entrada diciendo lo siguiente: no te apresures por superar aquello que te aflige, estás en tu derecho para sentirte de bajón, así sea por un par de horas. No diré que disfruté de mis emociones negativas, pero sí que me permití experimentarlas. Y esto no muchas personas se atreven a hacerlo. En cuanto algo no les es placentero huyen de ello. Cuando al hacer eso se están privando de una fantástica oportunidad de crecimiento personal. De conocerse con mayor profundidad. Así que desde este mi blog, te invito a que le digas no al positivismo tóxico.
¡Sé una mente indomable!
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Posdata: te dejo esta canción que da nombre y sirvió de inspiración para la entrada
Vegano. Amante de los animales y los libros. Actualmente trabajo como Especialista en DevOps en alguna parte.
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