Érase un segundo confinamiento

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Volveremos a la normalidad en el 2021, decían. Todo se arreglará cuando llegue la vacuna, esperaban. Sin embargo, ¿cómo nos está yendo este 2021 con la pandemia? Al menos donde yo resido, Ecuador, estamos nuevamente de confinamiento. Y claro, hay que tener en consideración los feriados que han habido, las marchas que se dieron durante la campaña política por la elección de presidente, entre otros aspectos… Con todo, ¿realmente hemos aprendido algo de todo esto?

Te adelanto, querido lector, que delimitaré mi opinión a un país y a una ciudad en concreto, en los que resido yo. Por lo tanto, es posible que lo que escriba no concuerde con la realidad que estás viviendo. Continúo. Este segundo confinamiento, en cierta forma, es parcial. Ya que el permanecer en casa solo es obligatorio los fines de semana. Entre semana podemos salir hasta las 20:00 y de ahí nuevamente a las 05:00 del día siguiente. Aquí encuentro mi primera razón de incomprensión hacia esta medida.

De lunes a viernes, de 05:01 a 19:59, no te puedes contagiar

En un país donde la mayoría de sus integrantes trabaja en horarios de 08:00 a 17:00, e incluso algunos hasta las 18:00, ¿qué tiempo libre le queda entre semana? Si encima a esto le sumas que solo puede estar fuera de casa hasta las 20:00, suponiendo que llegar a su domicilio le tome 1 hora y que los locales comerciales solo atienden hasta las 19:30, ¿cómo podrá hacer algo tan esencial como, por ejemplo, ir al supermercado? Es decir, durante este confinamiento, lo único que haremos será trabajar y poco más.

Comprendo que los fines de semana estarán disponibles para actividades recreativas o de desarrollo dentro de casa pero, imaginemos el caso de una persona que solo podía hacer la compra en el supermercado los domingos, ¿qué hará bajo este contexto? ¿Tendrá que pedir permiso para ir al supermercado? Por otra parte, se me hace contradictorio que el confinamiento se haya planteado de esta manera cuando es entre semana donde tenemos más contacto con terceras personas.

No todos disponen de vehículo propio o suficiente presupuesto para tomar regularmente un taxi

Fuente: El Universo

En una ciudad donde, por lo menos, el 75% de su población se desplaza en transporte público, si dejas que vaya de esta manera, ¿cómo esperas que no se disparen los casos de contagio? Lo extraño es que no lo hicieran. Basta con que uno de los pasajeros esté enfermo para que contagie a más y estos, una vez hayan llegado a su destino, contagien nuevamente a más personas. Por el contrario, durante los fines de semana solemos salir con las mismas personas con las que convivimos. Entonces, ¿cuándo estás más expuesto?

Este tipo de medidas me hacen ver la distancia social que existe entre las autoridades públicas que las toman y quienes las acatan, el resto de mortales. Si quien declara el confinamiento con sus reglas a seguir, es una persona con vehículo particular, que trabaja en jornada reducida y que, además, cuenta con una pista de [ponga aquí su deporte favorito] dentro de los terrenos aledaños de su humilde morada… Pues es más que normal que, desde su realidad, piense que este tipo de decisiones son acertadas.

De vez en cuando viene bien salir de tu burbuja

Y te lo dice alguien que teletrabaja desde hace un año. Yo podría pensar que todo es maravilloso y color de rosas por el entorno que hemos construído dentro de casa para poder trabajar y también tener espacio para el ocio de calidad. Sin embargo, no puedo engañarme y pensar que todas las personas cuentan con las mismas condiciones, es decir, mientras yo me preocupo porque mi conexión a internet sea estable, estará quien se preocupe porque este mes no tiene cómo pagar el servicio de agua.

Seguramente se te ocurran más ejemplos. Pero, creo que la idea que planteo queda bastante clara. Retomando la pregunta que hice al inicio de esta entrada, ¿realmente hemos aprendido algo de todo esto? Porque ya vamos para más de un año de pandemia. Con toda honestidad, pienso que no, y si lo hemos hecho, ha sido muy pero que muy poco. En Ecuador se dieron casos de corrupción por sobreprecio de mascarillas, uno de los ministros de Salud está fugado por un plan inexistente de vacunación, entre otros…

Esto me lleva a creer que ni en situaciones tan adversas como puede ser esta, el ser humano deja su egocentrismo y el anteponer su propia supervivencia cueste lo que cueste. Por otro lado, si quienes conformamos el país no hemos crecido como personas durante esta pandemia, ¿cómo esperamos que milagrosamente quienes nos representan en el gobierno lo hagan? Al fin y al cabo, se supone, que el gobierno de un país es la representación de la mayoría de sus habitantes.

En resumen…

Sé que en esta entrada hay varias ideas planteadas, con todo, si puedo resaltar una sobre las demás, es la siguiente: es en los momentos de crisis cuando mostramos al mundo y a nosotros mismos nuestro verdadero yo, o mejor dicho, nuestro yo más predominante. Podemos mirar a las crisis como un potenciador, tanto de lo bueno como de lo malo. Si en época de bonanza eras una persona que donaba, obsesionado con ayudar a los demás, difícilmente una crisis te convertirá en todo lo contrario.

Hoy no tengo guías ni recomendaciones para entregarte, al revés, te dejo más preguntas que respuestas, pero así somos las mentes indomables. Siempre reflexionando, siempre pensando. En continuo crecimiento. Hoy más que nunca, ¡sé una mente indomable!

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